202 - MARIQUILLA LA PELÁ

Icono IDevice Actividad de Lectura

    MARIQUILLA LA PELÁ    

A Mariquilla la Pelá, le dio la manía de no querer aprender a leer. Como era muy cabezota no escuchaba a los que le aconsejaban lo contrario. Hasta que un día...  lee lo que le pasó.

¡A: Mariquilla la Pelá!

¡E: porque no sabía leer!

¡I: porque no sabía escribir!

¡O: porque no sabía el reloj!

¡U: borriquito como tú!

Esta antipática coplilla era la que tenía que aguantar a todas horas Mariquilla en el pueblo. Todos los chicos se burlaban de ella, porque Mariquilla, que era muy salerosa, y se peinaba muy bien de rodetes, y se ponía unos vestidos muy bonitos, de flores, de frutas y de pájaros, tenía un defecto muy gordo: ¡No sabía leer!

Sí, sí,  de veras que no sabía. Y lo peor era que no quería aprender. A la escuela no iba ni atada, y los libros no los miraba ni por el forro.

- A mí lo que me gusta es la radio, el cine y la televisión –   le decía a su amigo Paquete -. ¿Y sabes por qué me gustan esas cosas? Pues porque todo se oye y se ve.

-  Las letras también se ven, Mariquilla - le contestaba el chico, muy serio, abriendo se enciclopedia, su “enciclo”, como la llamaba para abreviar - . Mira, te voy a enseñar.

- ¡A mí déjame de jaleos, Paquete! Eso es más difícil que los crucigramas del periódico. No quiero llenarme de letras la cabeza, que a lo mejor se me despeinan los rodetes – y se marchaba tarareando, encantada de la vida -.

Llegó la Navidad y la madre de Mariquilla llamó a su hija y le dio una cesta con turrones, mazapanes y cosas ricas de esas, para que tía Etelvina celebrara también las fiestas.

- Ya sabes dónde vive tía Etelvina, Mariquilla. Al otro lado del bosque, en la casita que está junto al río. Vas todo derecho, todo derecho, y, si te pierdes, preguntas.

- Sí, mamá; descuida, que preguntaré – y Mariquilla, con su cesta navideña colgada del brazo, se fue, piano, pianito, a casa de tía Etelvina.

Al pasar delante de la escuela se encontró con Paquete, que, igual que hacía siempre, agitó en el aire su “enciclo” y le gritó:

- ¡Mariquilla! ¿te enseño?

- ¡Vete a paseo, maestro Ciruela! ¡Estamos de vacaciones, y, además, ahora tengo mucho que hacer! – y encima le sacó la lengua.

Después siguió su camino, sin mirar atrás siquiera.

Antes de entrar en el bosque cruzó por delante de una granja.

-Por este senderillo llegaré antes, porque se acorta mucho – y Mariquilla se metió por allí, más contenta que unas pascuas.

A la entrada del camino había un cartelón muy grande que decía:   

¡CUIDADO: PERRO PELIGROSO!

Mariquilla lo vio, pero como a ella lo que le gustaba era la radio, el cine y la televisión, no perdió el tiempo en descifrar aquellas letras.

Y, claro, el perro, un perrazo tremendo, salió, arremetió contra ella y le tiró la cesta.

Mariquilla no paró de correr hasta llegar a una valla. La saltó y se  puso a mirar por una rendija cómo el perro se comía todas, todas las cosas ricas de la cesta, sin dejar ni una sola peladilla.

-¡Pobre tía Etelvina! – suspiró Mariquilla con mucha pena. Bueno le diré que otro día le traeré más. Ella lo que quiere es verme, aunque sea con las manos vacías.

No se atrevió  a volver ni a recoger la cesta siquiera, y siguió andando y andando. Entró en el bosque y, afortunadamente, no se encontró allí con ningún lobo, pero sí con otro cartel que decía:

¡PROHIBIDO EL PASO: ZONA PANTANOSA!                                                 

Claro, que como lo que le gustaba a Mariquilla era el cine, la radio y la televisión, porque las letras... etcétera, etcétera..., pues no se preocupó del rotulito y se fue metiendo y metiendo en un fangal enorme que había por aquel sitio, y cuanto más hacía por salir, más se le hundían las piernas, y los brazos, y todo.

Llorando y gritando pidió socorro y, cuando el guardia apareció entre los matorrales y le echó una mano para sacarla de allí, la pobre Mariquilla tenía el vestido todo desplanchado, y lleno de barro, y roto además.

- Pero, niña, ¿es que no has visto el cartel? –gruñó enfadado el guarda.

- Sí que lo he visto –contestó Mariquilla.

- Pues lo dice bien claro. ¡Y ya eres mayorcita para saber leer!

Mariquilla no quiso discutir y siguió su camino.

Antes de llegar a casa de tía Etelvina, Mariquilla vio otro cartel:

¡ATENCIÓN AL TREN: PASO A NIVEL!

Como ya estaba un poquito mosca, se puso a deletrearlo, pero no sabía juntar las letras y aquel cartel seguía sin decirle nada. Y fue y se metió en la vía en el  momento en que un mercancías venía a toda velocidad, pitando como un energúmeno.

Mariquilla, asustada, no sabía si ir para atrás o para adelante. La locomotora apareció tras una curva y se le echó encima.

Gracias a una mujer que salió de una caseta con un trapo rojo en la mano, y que corrió hacía ella y la agarró del pelo, tirándola contra una valla, se salvó Mariquilla de una muerte segura. Se salvó, sí, pero sus rodetes se deshicieron y se le quedaron unos pelos de un alborotado que daba lástima y miedo además.

Así entró en casa de tía Etelvina, que al ver a su sobrina en un estado tan lastimoso dijo:

“¡Jesús!”, y se desmayó.

Y al día siguiente, cuando Mariquilla se encontró con su amigo Paquete, bajó los ojos y le preguntó, sin mirarle:

-Oye: ¿tienes ahí la “enciclo”?

-Sí. ¿Por qué?

-Porque me parece que voy a dejar que me enseñes a leer. La radio, el cine y la televisión están muy bien, pero ¡hay cada cartelito por ahí...!




Icono de iDevice Comprueba si has comprendido
Read the paragraph below and fill in the missing words.

1. ¿Qué accidentes tuvo Mariquilla por no saber leer?

-

-

-

  

Icono IDevice

2. Escribe la descripción de Mariquilla.

3. Pregunta o busca en qué consistía el peinado de rodetes. Haz un dibujo.

4. Habla con tus abuelos y pídeles que te canten una canción de su infancia. Después cópiala para leérsela a tus compañeros y compañeras.

5. Investiga de qué fecha datan los primeros escritos aparecidos en el mundo y en España.

6. Dibuja tres mensajes en los que no se vean palabras y otros tres en los que sí aparezcan

7. Imagina que quieres darle una buena noticia a tus compañeros/as, pero quieres que sea una sorpresa y la pones en la pizarra. ¿Cómo lo harías sin escribir palabras?

8. Inventa una nueva secuencia para la lectura en la que a Mariquilla le ocurra algo desagradable por no saber leer.