África nos recuerda la importancia del agua.

África se seca. La sequía amenaza al continente negro, que ha visto reducidas las lluvias de una manera muy alarmante. Muchos millones de personas de ese continente se encuentran en peligro, a causa del hambre por falta de agua.

La sequía de Eritrea hizo que se secaran todos los pozos y muchas fuentes. El 70 por ciento de la población sufrió una grave escasez de agua y el 80 por ciento del ganado se vió afectado. La población recorría 22 km de ida y vuelta, para acceder a la fuente más próxima. Quienes acarreaban el agua, desde largas distancias, eran las mujeres y los niños de corta edad. En algunos casos, debían caminar durante tres o cuatro horas por día para proveer de agua a sus familias.

Más del 58% de la población de África al sur del Sahara carece de una fuente de agua potable dentro de un radio de distancia de 30 minutos a pie desde su hogar. En estos lugares, son también los niños y las mujeres, quienes más sufren las consecuencias. La mala calidad del poco agua que consiguen produce otros muchos problemas sanitarios. Más de 700.000 niños africanos mueren anualmente de diarrea. Millones de niños que sobreviven a la diarrea sufren desnutrición crónica, que es la causa de más de la mitad de todas las muertes infantiles en ese continente.

La sequía tiene también un impacto a largo plazo en la educación infantil. Muchos niños no están asistiendo a la escuela, porque tienen que colaborar en la búsqueda de agua y de comida. Al caminar por la noche para buscarla, quedan demasiado cansados como para ir a la escuela. En cuatro distritos de Somalia, sólo 14 de 104 escuelas siguen abiertas. En Kenia, por el contrario, las escuelas tienen un aumento en la matriculación, debido a que los niños asisten, para poder llevar a casa algo de comida.

La comunidad internacional debe responder inmediatamente a las necesidades de esta zona tan desprotegida de nuestro planeta. Se calcula que la sequía afecta a muchos millones de personas que necesitarán ayuda de emergencia.