EL LITORAL ANDALUZ
Con una longitud de 875 kms., la costa andaluza se extiende desde la desembocadura
del Guadiana hasta Cala Cerrada, en el límite con Murcia.
A pesar de la división turística de la costa andaluza en sectores:
Costa de La Luz -Huelva y parte de Cádiz-, Campo de Gibraltar, Costa
del Sol –Málaga-, Costa Tropical -Granada- y Costa de Almería,
su origen geológico nos permite dividirla en tres zonas concretas: Costa
Atlántica, Estrecho y Costa Mediterránea.
La Costa Atlántica hasta
el Guadalquivir, es baja y arenosa con dunas, salinas y marismas.
A partir del Guadalquivir, los arrecifes e islotes salpican la Costa Gaditana
con un conglomerado de aluviones y arenas. A partir del Cabo de Trafalgar, la
costa se hace más rocosa con presencia de acantilados.
El Estrecho es un brazo de mar angosto que sirve para paliar el contacto brusco
de las corrientes. Gracias a su profundidad -300 mts.- se dificulta el contacto
entre ambas corrientes y se mantiene elevada la temperatura de las aguas mediterráneas.
La dirección Oeste-Este es inapreciable en superficie.
La Costa Mediterránea es un arco rocoso
y elevado al afectar al litoral la presencia del sistema Bético que se
hunde muchas veces en el mar. En Cádiz y Málaga las estribaciones
montañosas quedan un poco al interior y las playas
se hacen más amplias.
El litoral de Granada y Almería tiene mayor número de accidentes
geográficos; aquí el litoral es rico en acantilados, calas y recónditas
ensenadas.
El litoral es un ecosistema frágil. En él se da una naturaleza
de carácter especial pero también un modo de vida y una cultura
que deberían ser conservada. El turismo, muy desarrollado en el litoral,
es una fuente importante de ingresos para la población que vive en él
pero debe ser compatible con el medio ambiente y con otras actividades que se
desarrollan en ese entorno.
El litoral andaluz está especialmente amenazado debido a una alta concentración
humana. La población costera se extiende en una franja de construcción
casi ininterrumpida y a menudo de exclusiva finalidad turística. Además,
en algunas zonas se da un elevado tráfico marítimo o un importante
desarrollo industrial. Por todo esto el desarrollo del litoral y su conservación
han de ser compatibles. Para ello es necesario una urbanización equilibrada,
el control de los vertidos tanto terrestres como de los barcos y una explotación
pesquera racional, que no agote los caladeros o ponga en peligro los criaderos
naturales de las especies marinas.