Ver sociedad medieval

Los castillos son las construcciones más emblemáticas del feudalismo. Eran construidos por los nobles para dar protección o para proporcionar una base segura desde la que pudieran operar las fuerzas militares del lugar. Funcionaba como base de operaciones para soldados profesionales, sobre todo de la caballería, que controlaba el campo circundante.

La ocupación o la defensa de los castillos era una práctica militar habitual a finales de la Edad Media, debido a la proliferación de los castillos y de las ciudades fortificadas y a su importancia estratégica. Aunque una pequeña fuerza podía defender un castillo, hacía falta un importante contingente para ocuparlo. El atacante tenía que tener un ejército lo suficientemente grande y preparado como para poder controlar el campo que rodeaba el castillo, rechazar a cualquier tropa de auxilio y asaltar directamente la fortaleza, o al menos mantener un cerco estrecho.

Al acercarse un ejército al castillo, los lugareños normalmente se refugiaban en el interior llevando con ellos cualquier objeto de valor, sobre todo comida y armas. Sin embargo, si se esperaba que el asedio fuera muy largo, se podía rehusar la entrada a los campesinos que no pudieran luchar para así conservar los alimentos.

En caso de que las negociaciones fracasaran, los atacantes sopesaban cuidadosamente la posibilidad de asaltar la fortaleza. Si se repelía un asalto rápido o se consideraba demasiado arriesgado, los atacantes impedían la salida del castillo y comenzaban el asedio.

Concebidos en la Alta Edad Media como fortalezas para defenderse de los posibles invasores, los castillos se convirtieron en el centro del poder señorial durante la época de apogeo del feudalismo.

En este sentido, la vida en el interior de un castillo medieval era un fiel reflejo de la sociedad de la época, en cuyo escalón más alto se situaba la nobleza.

Torre del homenaje

La torre del homenaje era un pequeño castillo situado a menudo dentro del grande. Era un edificio fortificado que a veces servía como residencia para el señor. Si los muros exteriores caían, los defensores podían retirarse a la torre del homenaje para la defensa final.

Murallas

Las murallas de piedra estaban hechas a prueba de fuego y protegidas contra las flechas y otros proyectiles. Un enemigo no podía trepar por las paredes verticales sin el equipo apropiado, como escaleras o torres de asalto. Los defensores ubicados encima de las murallas podían derribarlos o arrojarles objetos. Los atacantes estaban totalmente al descubierto y debían disparar hacia arriba, lo que era una gran desventaja respecto de los defensores, que estaban muy protegidos y disparaban hacia abajo. La fortaleza y el valor de protección ofrecido por las murallas de los castillos se aumentaba, cuando era posible, construyéndolas sobre riscos u otras elevaciones.