El inicio de la agricultura nos lleva irremediablemente a Oriente Medio. Las primeras comunidades verdaderamente agrícolas que formaron las primeras ciudades fueron Çatal Hüyük en la actual Turquía. Con la agricultura todo cambió, nuestros antepasados dejaron de ser nómadas para atarse a la tierra. También se hicieron ganaderos. No quedaba más remedio en un mundo en el que la población crecía y los recursos no eran suficientes, ya no había marcha atrás. El mundo desde entonces cambió radicalmente y nos empujó, junto con otros descubrimientos como los metales, a lo que somos hoy. En la actualidad hay muy pocos pueblos que vivan sin cultivar la tierra o criar ganado. Ahora había que ponerse a trabajar muy duro para no pasar hambre.

Durante el Neolítico dejamos de ser recolectores y cazadores y pasamos a depender de las cosechas y los animales domésticos.

Seguramente, con todos estos cambios, las ideas y forma de ver las cosas también cambiaron, el sistema social e incluso las creencias. Junto con la metalurgia, la agricultura cambió el mundo, y aún vivimos sus consecuencias.