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pintura rupestre
El arte rupestre es aquel que se realiza sobre
las paredes de las cuevas, ya sea pintura, grabado o escultura. No apareció
hasta hace más o menos 23.000 años y, por lo tanto, siempre
ha estado asociado al Homo
Sapiens. Las principales obras artísticas se encuentran
entre el sur de Francia y el norte de España...
Gracias
a las investigaciones sobre los pueblos actuales se ha descubierto el
gran significado mágico-religioso que poseen estas representaciones.
En Europa se conocen más de doscientas cuevas con pinturas y tallas.
Ciento ochenta de ellas se encuentran en territorio francés y español,
en la región denominada franco-cantábrica y puede que muchas
cuevas estén por descubrir. El arte rupestre se concentra en una
zona que ofrecía unas formas mucho más variadas de subsistencia.
El clima era diferente, mucho más benigno
y con mayor riqueza de alimentos.
La pintura se realizaba con colorantes naturales de tonos amarillos, rojos,
ocres y negros, con todas sus gamas y tonos. En el Neolítico se
añadió el blanco. Los colorantes procedían de
óxidos
de hierro y manganeso,
de tierras y carbones vegetales, diluidos en sangre, resinas
de árboles, grasas animales y jugos vegetales.
La pintura obtenida se aplicaba con pinceles, espátulas, con un
pedazo de cuero o con los dedos de las manos y, como paleta para el artista,
algunas conchas marinas.
Se puede hablar de tres temas principales: animales, signos y representaciones
humanas. La mayoría son animales y las figuras humanas son muy
pocas. Después, en el Neolítico,
la figura humana cobra mayor importancia.
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