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- Cuando
me han visto solo y recostado
- al
borde del camino,
- unos
hombres
- con
trazas de mendigos
- que
cruzaban rebeldes y afanosos
- me han
dicho:
- - Ven con nosotros,
- peregrino.
- Y
otros hombres
- con
portes de patricios
- que
llevaban sus galas
- intranquilos,
- me han
hablado
- lo
mismo:
- - Ven con nosotros,
peregrino.
- Yo a
todos los he visto
- perderse
allá a lo lejos del camino...
- y me
he quedado solo, sin despegar los labios en mi
sitio.
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